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Descubre las apasionantes aventuras de un grupo de amigas en el S. XIX

domingo, 11 de julio de 2010

El comienzo de la historia . . .


     En el famoso internado para señoritas, Orquídeas, la frase favorita de la directora, con la que recibía a todas las chicas nuevas consistía en “Vuestra mayor aspiración deberá ser tan puras como un lirio…”.

     Un grupo de chicas, muy diferentes entre sí, tuvo la misma reacción al escuchar esa frase. Era como una carta de presentación, una prueba que te daba acceso al club más selecto del internado. Evelyn Howard, su fundadora, no pudo evitar alzar una ceja, en su interior se sintió atónita cuando escuchó esa afirmación tan…recatada en su primer día en el internado. Al mirar a su alrededor comprobó que ninguna de sus compañeras había tenido la misma reacción que ella. Inconscientemente buscó a alguien que pensase como ella, pero no fue una búsqueda fructífera. Al año siguiente, cuando ya había perdido la esperanza, durante la ceremonia de bienvenida de las nuevas alumnas, la sorprendió la reacción de una de ellas, que escondía tras unas gafas una expresión que reflejaba el mismo desagrado que ella había sentido al escuchar aquel discurso. No pudo evitar sonreír. Ese año iba a mejorar notablemente.

     Evelyn y la chica nueva, Rebecca Frisman, se relacionaban con casi todas las chicas del internado, pero entre ellas formaban un reducido y selecto club, que no quedaría así para siempre. Al año siguiente sus esperanzas se vieron truncadas cuando ninguna compañera compartió su reacción, pero no duró mucho. Como un torbellino, poniéndolo todo  patas arriba, apareció a mitad de curso Catherine McGregor. Si, es cierto que superó la prueba, pero al acercarse a ella y escucharla hablar y comportarse, Evelyn no pudo menos que calificarla de “resultona” con un gesto despectivo. En el momento en el que la muchacha lo escuchó comenzó la contienda, que duró el resto del año. Ambas partes fueron despiadadas, pero hubo un suceso que instaló entre ella una tregua, que al final acabó volviéndose permanente, a veces incluso cómoda. Y es que cuando la directora intenta darle un correccional a tu amiga por una injusticia y alguien la defiende, aunque sea tu peor enemiga, puede hacer que hasta el corazón más frío, como el de Evelyn, se derritiese un poco.
     Tuvieron que pasar dos años aún para que el grupo quedase completo. Fue una elección extraña y se podía calificar de dispar. Jaqueline D’Licour pasó sin ningún reparo la prueba, la chica apenas hablaba, pero no necesitó palabras para expresar su desagrado. La dificultad llegó con Anne Winters. Lo que decía su rostro era… ¿Sorpresa? Se preguntaron las tres amigas. Una de ellas, Rebecca, ya la conocía, pero tampoco consiguió descifrarla. Tras acercarse a Jaqueline hicieron lo mismo con Anne, con cierto recelo. Rebecca la presentó como su prima. A Evelyn y Catherine les pilló de sorpresa, de todas formas no pudieron evitar preguntar que le había parecido el discurso. La respuesta fue aún más sorprendente: “¿Por qué todas deberíamos ser como un lirio? En realidad somos todas diferentes”. Inocente, cierto, su voz destilaba inocencia. Pero aceptable. 

      Estos hechos nunca volvieron a repetirse con ninguna alumna, por lo que finalmente el grupo se consolidó como las Lilihum, no sin cierta ironía. 

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